Del mismo modo que un parto puede ser muy diferente acompañado por un profesional u otro dentro de la misma habitación de hospital, un parto en casa puede ser muy distinto según quien esté presente acompañando.
Escribimos este texto para que en líneas generales sepáis como trabajamos. Porque en lo que hacemos habitualmente, y sobre todo en lo que no hacemos, se entiende mucho de nuestra filosofía, de nuestra forma de entender el parto, de nuestra confianza incondicional en nuestros cuerpos.
Nuestra filosofía
Lo primero de todo, somos un equipo de 3: Valle (matrona), Clém (partera) y Carmen (doula) y siempre acompañamos (el embarazo, el parto y el postparto) entre dos. Y lo segundo: sabemos que sabes parir. Punto. Confiamos en tu cuerpo, en la naturaleza, en la fisiología del parto. La existencia de la humanidad nos avala desde hace cientos de miles de años.
Sabemos que no necesitas aprender sino desaprender para confiar. Ponemos nuestros conocimientos al servicio de tus dudas y preocupaciones, para que puedas soltarlas.
Sabemos que no necesitas la intervención de nuestras manos más que en muy contadas ocasiones, y preferimos dedicarlas a cuidar de ti, del entorno, de la energía.
Nuestro acompañamiento se basa en 4 pilares fundamentales:
Tu libertad y el respeto por tus decisiones: No acompañamos con protocolos ni requisitos de “bajo riesgo”. No te pedimos que te amoldes a nuestra forma de trabajar o a nuestra visión del parto, sino que te invitamos a que tú tomes las riendas de tu vida. Te acompañamos en tus decisiones, sin limitarlas siempre que tú asumas los riesgos que decides tomar.
Información amplia, actualizada y no sesgada: Para poder tomar decisiones, necesitas saber lo que implican, sus beneficios y sus riesgos en tu caso concreto. Nosotras nos encargamos de que puedas acceder a la información, tú decides libremente.
Profunda confianza mutua: Necesitas sentirte en confianza con nosotras y nosotras necesitamos sentirnos en confianza contigo. Necesitamos conocernos, no sólo para acompañarte de la manera que deseas sino también para que tú puedas ser tú misma durante tu parto, sin cohibirte por nuestra presencia. Si cualquiera de las partes no se siente en confianza, será mejor que te acompañen otras personas porque, juntos no haríamos buen equipo.
Baja intervención: Confiamos plenamente en tu cuerpo, sabemos que el parto es un acontecimiento fisiológico y que cualquier intervención externa, por mínima que sea, influye en el desarrollo del parto. Un parto ideal es un parto en el que no hemos intervenido nada. Observamos, apoyamos, y siempre que todo esté yendo bien, no intervenimos.
¿Cómo es el seguimiento del embarazo con nosotras?
Todas estas cosas son posibles gracias al amplio seguimiento que hacemos a lo largo del embarazo. Tenemos un chat con otras familias, un chat individual con cada familia y nos vemos muchas veces: en encuentros largos, unas cuantas veces a solas. Y otras veces con otras familias en una etapa similar.
Enfocamos las consultas individuales en varios puntos:
Toma de constantes tanto de la mujer como de su bebé
Resolución de dudas, preocupaciones o curiosidades que os despiertan el embarazo, el parto y el postparto. Aunque hay una serie de temas que nos gusta hablar con las familias que acompañamos, también queremos que seáis vosotros quienes saquéis los temas que os parecen relevantes. Que seáis el motor del acompañamiento que deseáis. Por supuesto, si no surge de vosotros uno o varios de los temas que consideramos especialmente importantes, los traeremos nosotras.
El acompañamiento engloba toda la parte emocional y/o espiritual de vuestra ma-paternidad. No sólo acompañamos mujeres en sus partos, sino que también acompañamos familias en crecimiento.
Otro rasgo característico de nuestro acompañamiento es que no acaba con el parto ni el postparto inmediato, sino que se prolonga todo el tiempo que haga falta. Bien sea porque hacen falta más consultas individuales o bien sea porque nos seguimos juntando en los encuentros de familias que proponemos, para seguir formando parte de esta red de apoyo mutuo que nos gusta facilitar.
¿Cómo es el parto en casa con nosotras?
Por la formación en Inglaterra de Valle, ofrecemos una serie de controles rutinarios durante el parto, basados en las guías clínicas NICE. Aunque esta es nuestra forma de base de acompañar, porque es la que garantiza con datos que todo va bien, nos amoldamos a vuestras preferencias.
Podéis pedirnos que estemos siempre a vuestro lado (y para nosotras será un honor), o podéis pedirnos que os dejemos a solas tanto tiempo como queráis. Siempre que no haya motivo de preocupación vamos haciendo esas cosas cuando sentimos que interrumpen menos, especialmente cuando aún se está bastante al inicio y la dinámica aún es frágil.
¿Qué signos y síntomas observamos durante el parto para confirmar que todo va bien?
Escuchamos la frecuencia cardiaca del bebé de forma intermitente, durante un minuto y justo después de la contracción. Escuchamos cada 15 min. en la fase activa de la dilatación y cada 5 min. cuando hay pujos. Si se escucha alguna bajada en el latido del bebé lo hablaríamos con vosotros para decidir qué hacer en función de las circunstancias y escucharíamos el latido más a menudo, para valorar mejor.
Tomamos la tensión arterial de la madre cada cuatro horas durante la fase activa de parto, si sale ligeramente alta la repetiríamos varias veces para valorar mejor.
Tomamos el pulso materno cada hora, cada 15 minutos en los partos vaginales después de cesárea (PVDC), ya que ayuda a detectar prontamente desviaciones de la normalidad.
Tomamos la temperatura materna cada cuatro horas si está fuera del agua, más a menudo si está dentro, ya que tener febrícula o enfriarse dentro del agua es mucho más fácil. También revisamos la temperatura del agua de la piscina de partos, cuando se está usando, cada media hora.
Todos estos aspectos se centran en lo físico, pero también hay que prestar atención a lo emocional y espiritual de quien pare y de quien la acompaña y, para eso, no hay simplificaciones ni caminos trazados, vamos haciendo y aprendiendo de cada experiencia.
¿Qué intervenciones consideramos innecesarias?
Hay ciertas intervenciones habituales en cualquier paritorio, casa de partos y en muchos partos en casa acompañados por matronas que nosotras no sentimos afines, y que no tienen lugar en nuestra práctica.
No hacemos tactos vaginales (a no ser que estemos considerando un traslado al hospital, para confirmar el punto en el que estamos antes de irnos).
Nunca nos compadecemos de la mujer que pare, sabemos lo poderosa que es. Sabemos lo fuerte que se sentirá por haber vivido esta experiencia y lo vital que es sentirse así para afrontar la maternidad.
Nunca dirigimos los pujos. Sabemos que no necesita empujar para que su bebé nazca y que su forma de empujar es mucho mejor que cualquier guía.
No le explicamos, ni incitamos, a respirar de ningún modo concreto durante el parto. Si está agitada, respiramos profundo a su lado y le transmitimos tranquilidad y arrope. A veces cantamos o gemimos con ellas. Cuando está a punto de nacer su bebé a veces jadeamos a su lado para no empujar y dejar que la cabeza corone despacio buscando reducir desgarros.
Normalmente, no protegemos el periné con nuestras manos, ni aplicamos gasas calientes. Animamos a la mujer a conectar con la sensación de su periné que se estira, le animamos a que ponga su mano o que lo haga su pareja y les recordamos que no hay prisa, que alarguen estos últimos minutos un poquito más.
Cuando el bebé nace con vueltas de cordón, no hacemos nada, sólo esperar a que nazca el cuerpo y entonces quitarlas, nosotras o la propia madre. Rachel Reed habla de esto en su artículo Vueltas de cordón, el perfecto chivo expiatorio. Y para los escépticos, os animo a ver los primeros 50 segundos de este vídeo en el que el bebé nace con 5 vueltas de cordón y su madre se las quita con total naturalidad.
No solemos coger nosotras al bebé aunque a menudo ponemos nuestras manos cerca para ayudar a la mamá o su pareja a cogerle si nos lo piden.
Si todo está bien, solemos irnos a una esquina o salir al pasillo para no interrumpir el momento especial de conocerse.
Nunca cortamos el cordón antes de que deje de latir, la placenta es su bombona de oxígeno para la transición a este mundo de aire. Es más, es raro que cortemos el cordón antes de las 2-3 horas postparto. Y estamos encantadas cuando las parejas optan por no cortarlo y dejan que se seque y caiga por sí solo, a esto se le llama Nacimiento Lotus.
No cosemos los desgarros de primer (piel) ni de segundo grado (piel y músculo). La experiencia acompañando partos y en nuestras propias carnes es que los desgarros se curan igual de bien sin coser mientras se mantenga la zona lo más limpia y seca posible. Si creyéramos que el desgarro es de tercer grado (llega hasta el ano) sí que animaríamos a trasladar al hospital y coser allí.
Mientras no haya signos de un sangrado excesivo (baja tensión arterial, pulso alto, sangrado aunque este puede ser oculto, mareos o aumento del tamaño del útero) o una distocia de hombros no hacemos alumbramiento dirigido. Hasta que la placenta no sale, el parto no se ha terminado.
¿Qué es lo que sí hacemos?
Desde la mirada crítica puede parecer que no hacemos nada, a menudo bromeamos con ello, pero si uno mira con atención y otro punto de vista verá que nuestra función es la de proteger ese espacio sagrado en el que el parto se desenvuelve por sí solo.
Quien busque que le guiemos, le digamos todo lo que tiene que hacer o dejar de hacer, y espere vernos físicamente muy ocupadas, demostrando todo lo que estamos haciendo... Seguramente se sentirá mejor con otro profesional, o incluso en un ambiente hospitalario.
Así que aunque algunas de las cosas que hacemos no tienen nombre ni forma sencilla de ser explicadas, sí que podemos hacer una lista de algunas de esas otras que son más tangibles:
Recordamos a todas las personas presentes la importancia de comer y descansar durante todo el proceso.
Preguntamos cuándo fue la última vez que quien está de parto hizo pis, y le recordamos que es importante tener la vejiga vacía aunque la sensación de ganas de hacer pis suela perderse según avanza el parto.
Ayudamos a preparar y mantener caliente la piscina de partos.
Escribimos en nuestra documentación todo lo que va ocurriendo, como si fuera un diario en el que plasmamos todo lo que vemos, escuchamos y percibimos.
Observamos si todas las personas que acompañan se sienten cómodas y tranquilas. Si no es el caso, le explicamos lo que está ocurriendo en ese momento, y lo que pronto ocurrirá, para que se sientan más ubicados y poder contagiarles nuestra tranquilidad y confianza.
Cuando otras personas quieren entrar en el espacio del parto y no son bienvenidas por la mujer que pare, nosotras hacemos de barrera.
Cuando la fase más intensa llega nos acercamos y les recordamos que esa fuerza significa que cada vez están más cerca de conocer a su bebé, que pronto llegará la calma.
Susurramos que no hay prisa, muchas veces, y casi siempre cuando la cabeza está a punto de coronar.
Cuando la atención se dispersa justo después del nacimiento, reducimos esos estímulos, animamos a la mamá a fijarse en lo hermoso que es su bebé y les dejamos espacio para reencontrar intimidad.
Revisamos la placenta cuando alumbra y si la mujer quiere consumirla a menudo somos nosotras quienes la procesamos.
Revisamos al bebé y a la madre tras el parto.
Rellenamos los papeles para el registro civil.
Intentamos que la casa quede cómoda y agradable, y dejamos a la nueva familia normalmente descansando en torno a la cuarta hora postparto.
Conclusiones
Me gusta recordar siempre a las familias que nos contactan que no ofrecemos un servicio en el que tienen que encajar. Nos negamos a ser quienes dibujan los límites dentro de los cuales podéis expresar vuestros deseos y vuestra creatividad. Tenemos nuestra filosofía y nuestra visión del parto, pero es vuestro parto y nos toca, a nosotras, amoldarnos a lo que queréis. A vosotras, os toca guiarnos en lo que son vuestras necesidades, deseos, dudas, preocupaciones. Os toca cogernos de la mano para llevarnos a vuestro terreno, vuestro hogar, que es único y os representa.
Acompañar el parto es un proceso muy femenino en el que el hacer no es tan importante como el estar. El mérito de lo hecho no se mide en tareas completadas ni objetivos alcanzados, sino en todo lo que ha pasado desapercibido, pero que garantiza el sencillo y cálido bienestar de los presentes. Es la acción más importante e infravalorada de nuestra cultura, la de cuidar, la de estar presente, la de estar siempre disponible para ofrecer nuestras herramientas más valiosas, nuestras manos, nuestra paciencia, nuestra confianza.
Valle y Clém, Junio 2024
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